Cerca de 700 mil negros vivem na Espanha. Em 1998, eram 77.000 mil. Dados e muitas histórias de racismo e xenofobia reveladas na reportagem de Guillermo Abril, publicada hoje (11/10) no jornal espanhol El País. Confira:
http://www.elpais.com/articulo/portada/Ser/negro/Espana/elpepusoceps/20091011elpepspor_7/Tes
GUILLERMO ABRIL 11/10/2009
El País
Maria Santacruz, afrocolombiana
Foto: Jordi Socías/El País
España no es un país abiertamente racista. No tiene un partido xenófobo con representación parlamentaria. Ni expresa un rechazo evidente hacia el negro, salvo por parte de grupos marginales de ultraderecha. Lo nuestro es el rechazo que los sociólogos llaman “sutil”. Un racismo torpe y cotidiano. De andar por casa. Instalado en la mirada. El del clásico comentario: “Yo no soy racista, pero…”. O el del dependiente que despacha a un negro el primero para que abandone la tienda cuanto antes. Un racismo igualmente dañino, según los expertos. Propio de un país en el que los negros han pasado de ser un elemento singular y exótico a formar parte de un mismo saco que se percibe con cierta inquietud: el inmigrante. Aquí no existe un Barack Obama ni una Oprah Winfrey. No hay demasiados referentes de éxito. Ni hemos transitado el camino de la lucha racial.
La presencia negra es reciente. Una explosión de finales de los noventa a esta parte. En España viven unos 683.000 afrodescendientes. Un 1,5% de la población; algo más del 10% de los extranjeros, según el Alto Consejo de las Comunidades Negras. Lo más impactante es su crecimiento exponencial: en 1998, no superaban los 77.000. Y sólo el año pasado nacieron en territorio español cerca de 7.500 descendientes de africanos. Los cálculos de esta asociación, que aboga por la visibilidad de su comunidad, son aproximados. Por un lado contaron a los extranjeros residentes en España procedentes de países con población negra, y cruzaron el resultado con el porcentaje de afrodescendientes en esos países de origen.
Estos números tienen un margen de error. Por suerte, no contamos con un censo étnico; la diferencia racial no aparece en el DNI. Pero la cuantificación de una minoría puede mirarse a través de otro prisma. Sobre todo si la iniciativa parte de la propia minoría. Supone la primera piedra de su visibilidad. Un dato que dice: “Somos una comunidad en crecimiento. Aquí estamos. Tenednos en cuenta”.
http://www.elpais.com/articulo/portada/Ser/negro/Espana/elpepusoceps/20091011elpepspor_7/Tes
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